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¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?

Hay preguntas que son de respuesta obvia y esta me parece una de ellas. Claro que existe, cómo no va a existir si millones de amigas y amigos en el mundo lo confirman.

Pero entonces, ¿de dónde sale la polémica que tantas veces provoca efectuarla? Pues a mi parecer de que es una pregunta mal formulada o mal entendida. Todos sabemos que lo que subyace y se cuestiona realmente, no es si una mujer y un hombre pueden ser amigos, sino que si una mujer y un hombre pueden tener una relación de amistad sin que se vea afectada (o destruída) en alguna medida por un interés sexual por parte de alguna de las dos partes, o bien por ambas.

Aclarada esta obviedad, podemos, ahora sí, preguntar ¿existe tal cosa entre personas de orientación sexual opuesta?

Sin duda la respuesta puede parecer difícil, ya que se trata de una cuestión muy “relativizable”, y para relativizar las cosas las personas somos especialistas. Sin embargo no creo que sea tan complicado responder. Lo que pasa es que para contestar correctamente tendríamos que despojarnos de un par de conceptos prestablecidos de lo que entendemos por amistad y, además, hablar sensatamente y no socio-políticamente correcto (que generalmente suele ser lo que más nos conviene, quedar bien).

Para comprender qué quiero decir lo primero que deberíamos hacer es asumir lo que realmente es una amistad. La amistad, independientemente del sexo de quienes la experimentan, no solo es una afinidad mutua, una empatía, una complicidad, una comunión fraternal, un compartir, un jugársela por el otro; aparte de todo eso es fundamental que también sea un equilibrio. Un equilibrio determinado por la relación costo/beneficio entre ambos a través del tiempo.

Y ¿cómo endilgarle costos y beneficios a uno de los sentimientos más preciados y más “humanos” que hay? No nos engañemos, en toda relación amistosa, como en cualquier otro tipo de relaciones, cuando uno da demasiado y el otro recibe poco, este equilibrio se rompe y la cosa deja de funcionar. Al final llega un momento en que la amistad se va al cuerno, a menos que las personalidades de ambos compatibilicen con esa aparente disparidad; que en ese caso también es una forma de equilibrio.

Tenemos que tener en cuenta que este punto de equilibrio no significa justicia, sino simplemente beneficio mutuo. Por ejemplo, a un amig@ le podemos dar  paciencia, tolerancia, dinero, respeto,... y él/ella, a cambio, simplemente dar confidencialidad.

¡OJO!, por favor que quede claro que no quiero decir que uno ande con una calculadora en el bolsillo sumando, restando, multiplicando y dividiendo periódicamente el "deber" y el "haber" de favores dados y recibidos a nuestros amigos, pero seamos francos ¿qué nos lleva a mantener una amistad si no le vemos ningún lado positivo?
Una vez que asumimos como clásica y falsa la etiqueta "desinterés" que suele llevar estampada la amistad en su carta de presentación , podemos  abocarnos al tema que nos ocupa: una mujer, un hombre, y la posibilidad (o no) de una amistad sin sexo entre ellos.

Ahora, para hacer un análisis limpio de la cuestión, aclaremos a qué tipo de amistad nos referimos. En esa línea yo me referiré a los casos donde el intercambio de complicidades, de información personal, de gestos, de favores,... son de lo más fluidos y comprometidos. Vamos, claramente lo que cualquiera llamaría dos muy buenos amig@s.  Esto es así porque si contempláramos  también los casos de amig@s que sólo comparten algunas cosas sin demasiada profundidad o compromiso, entonces, nos referiríamos a la mayoría de amistades plurisexuales (que al fin y al cabo también se podrían englobar en mi reflexión final).

Bien, entonces tenemos como ejemplo a una ella y a un él que se conocen bien, se tienen confianza, comparten cosas en común, se amparan, se miman, se quieren, peeero (sí, con tres e) no se gustan. ¿O si? Bueno si, un poco si,  suficiente como para querer intercambiar flujos y fluidos. Aquí es donde, se podría lanzar la piedra.
Aclarado todo eso, tengamos también en cuenta un detalle muy importante: La sexualidad del hombre y la de la mujer son muy diferentes, siendo eso una de las grandes cualidades que hace diferente el costo de una relación sexual para los unos y para las otras. Sí; vivimos en una cultura donde hay plena conciencia del calendario de fertilidad, de que los anticonceptivos son bastante efectivos y de que el hecho de tener una relación sexual no implica necesariamente embarazo, sino placer; pero a pesar de ello, el mandato genético (instintivo e inconciente) nos dice claramente que un polvo es mucho mas costoso para una mujer que para un hombre.


¿Y por qué saco ahora la diferencia de costo en la sexualidad entre uno y otra? Pues porque hace que el interés sexual de él y el de ella sean bien diferentes y se valore de formas muy distintas.

Si una mujer, eventualmente, busca una relación sexual “ocasional” por el motivo que fuere, es mucho más probable que la busque en un simple "conocido" de su entorno o en un desconocido antes que en su amigo. Esto ocurre porque los intereses que tiene en su amigo son otros (generalmente mas prioritarios), ya sea amparo, contención, comprensión,... Sn embargo, cuando una chica, decide meterse en una cama en estas circunstancias particulares con alguien, activa un mecanismo natural bastante complejo que, en ocasiones, le lleva hasta a “mentir” una insinuación subyacente de asegurar pareja. Por ejemplo, incluso interesándole lo más mínimo volver a involucrarse sexualmente con esa persona, es muy posible que diga frases como “eres único” o “¿me vas a llamar otro día?”. Hacer esto con un verdadero amigo sería arriesgar demasiado los otros intereses.


Para el hombre, en cambio, en circunstancias similares, lo más factible es que no haga discriminación alguna entre amigas, conocidas o desconocidas. Le da igual. A lo sumo limita la elección según la atracción sexual y el posible costo que tiendrá que pagar a posteriori.

Como se puede observar, el costo/beneficio que se nombró al principio está plenamente involucrado. Esto nos da una clara pauta: si evaluamos todos los casos en que la pareja terminó en la cama, deberíamos observar y analizar cuánto tiempo duró ese nuevo tipo de relación, o bien, cómo siguió. Si se convirtió en otra relación, si siguieron las cosas como estaban, si nada volvió a ser igual o si simplemente se terminó. Normalmente, menos que siga todo igual, ocurre cualquier cosa.

Con esto creo que quedó clara mi opinión respecto a la amistad plurisexual. ¿Es posible? Claro que lo es, pero siempre y cuando el interés sexual no sea mutuo, ya que si una de las dos partes no pone límites, es más que probable que acaben con un revolcón que haga evolucionar la relación hacia otro estado (¿pareja? ¿odio? ¿indiferencia?,...).

Sé que en estas reflexiones muchos casos puntuales quedaron afuera, pero estoy seguro que, si convocáramos unas cuantas parejas voluntarias de amig@s y, sin que sepan previamente el propósito de la experiencia, hiciéramos que las chicas, en la intimidad, propusieren sexo a sus amigos de una manera convincente, a ver cuántos acceden alegremente y cuantos se niegan escandalizados o compungidos, para luego repetir la experiencia a la inversa y comprobar cuántas de ellas en honor a los valores de la amistad dicen que sí y cuantas mediante las más imaginativas razones (o excusas) dicen que no.

Eso es algo imposible de hacer, pero si podemos formular la pregunta inicial directamente a nuestro entorno y nos daremos cuenta que, generalmente, la mayoría de la chicas suele responder que sí y la mayoría de los chicos suele responder que no.

Para despedirme, decir a quien no sólo no esté de acuerdo, sino que además piense que esto es una sarta de incoherencias que  tenga un poco de paciencia... Ya mencioné que muchos casos puntuales quedan afuera de esta reflexión, pero en la mayoría de ocasiones no es así.

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1comentarios:

GeO dijo...

"Para el hombre, en cambio, en circunstancias similares, lo más factible es que no haga discriminación alguna entre amigas, conocidas o desconocidas."

Jaja mejor definición para el hombre no hay.

Personalmente, si tengo alguna relación de amistad y de negocios con una mujer (tengo un par así), priman los negocios y eso me mantiene a raya.

Por lo demás me apego al primer párrafo de este comentario.

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